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Teodomiro Ramírez de Arellano

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Teodomiro Ramírez de Arellano y Gutiérrez de Salamanca nació en Cádiz el 10 de noviembre de 1828 y murió en Córdoba el 18 de mayo de 1909. Fue hermano de Carlos Ramírez de Arellano (que fuera alcalde de Córdoba durante varios periodos entre 1841 y 1862) y de Feliciano Ramírez de Arellano (el que fuera Marqués de la Fuensanta del Valle).

Llegó a Córdoba con cinco años. En esta ciudad comenzaría sus estudios de Magisterio que luego acabaría en Madrid. A su regreso a Córdoba funda el periódico La Crónica e ingresa en la administración como oficial del Gobierno Civil, puesto que ocuparía en Córdoba y en Sevilla. También fue colaborador del periódico liberal La Provincia.

El 8 de marzo de 1860 ingresa en la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba y en 1883 también en la Real Academia de Historia. Tras la muerte en 1904 de Francisco de Borja Pavón, le sustituyó como director de la Real Academia, siendo asímismo nombrado Cronista Oficial de Córdoba. También fue nombrado vicepresidente de la Comisión Provincial de Monumentos.

Falleció a las nueve de la mañana del 18 de mayo de 1909 a la edad de 80 años tras una larga enfermedad, dejando viuda y dos hijos: Rafael Ramírez de Arellano y Teodomira Ramírez de Arellano. Se encuentra sepultado en el Cementerio de San Rafael.

[fuente: Cordobapedia]

Otros datos de su biografía son los siguientes:

"Teodomiro Ramírez de Arellano y Gutiérrez de Salamanca (1828-1909)

Último de los hijos varones de Antonio Ramírez de Arellano, estudió la carrera de Magisterio en Córdoba y Madrid, pero no la concluyó, desarrollando sus aficiones periodísticas, primero colaborando en la prensa madrileña y, luego, fundando un periódico y siendo redactor de otro en Córdoba. Sin embargo, para obtener un sueldo fijo entró en la administración estatal, siendo oficial de los gobiernos civiles de Córdoba y Sevilla, y secretario de los de Ciudad Real, Jaén, Alicante, Murcia y Sevilla.

Se casó con la cordobesa Rafaela Díaz de Morales y Pérez de Barradas, de cuyo matrimonio alcanzaron la edad adulta dos hijos, Rafael y Teodomira.

Por otro lado, su paso por la política fue más bien limitado. Estuvo afiliado al Partido Liberal-Fusionista como sus hermanos Carlos y Feliciano, aunque el único cargo representativo para el que fue elegido fue el de concejal del Ayuntamiento de Córdoba.

El más longevo de todos los hermanos, alcanzó los ochenta años de edad, falleció en 1909, causando un hondo pesar en la sociedad cordobesa.

También desarrolló un gusto por la cultura, pero más a nivel local, consagrando el amor a su patria de adopción en varias obras, fundamentales para conocer la evolución cultural de Córdoba y la situación de la ciudad en el tercer tercio del siglo XIX,  (...)"

 tomado de 
"Políticos intelectuales del sigo XIX: la familia Ramírez de Arellano",
F.M. Espino Jiménez,
Ambitos, Revista de estudios de Ciencias Sociales y Humanidades de Córdoba,
nº 8 (2002)

 

 

teodomiro-ramirez

 

Víctima de largos padecimientos falleció ayer en esta capital, á los ochenta años de edad, el erudito escritor don Teodomiro Ramírez de Arellano y Gutiérrez. El finado pertenecía á una familia de distinguidos literatos, pues como tales descollaron sus hermanos don Carlos y don Feliciano, Marqués de la Fuensanta del Valle, ambos difuntos.

Aunque don Teodomiro no era cordobés— vio la luz primera en Cádiz— profesaba gran cariño á nuestra ciudad, en la que pasó una parte considerable de su existencia, y en la que halló fuentes de inspiración para la mayoría de sus trabajos.

Cultivó todos los géneros literarios: el periodismo, la poesía lírica, la dramática y especialmente la historia. Gran aficionado á esta, hizo profundos estudios referentes á la vida de otras edades, y fruto de tales estudios y de su erudición extraordinaria fueron interesantes escritos, entre los que sobresale su curiosísima obra titulada Paseos por Córdoba, que no pudo concluir por causas agenas á su voluntad.

En nuestra ciudad dirigió el diario liberal La Crónica y colaboró asiduamente en La Provincia, en el Diario y en otras publicaciones, tanto de Córdoba como de otras capitales.

Entre sus producciones teatrales sobresalen las nominadas El árbol de la esperanza, La lux de la raxón y Loca de amor. También escribió notables memorias acerca de diversos asuntos, de las cuales recordamos una sobre la Historia de la Industria Cordobesa. Hace algunos años editó un tomo de Romances históricos de Córdoba, en los que narra leyendas y tradiciones populares y presenta algunos cuadros de costumbres con mucho colorido y sabor local.

Tomó parte activa en casi todos los actos literarios que se celebraron en esta capital y en las poblaciones adonde le llevaron los cargos oficiales que desempeñó, pues fué Secretario de diversos Gobiernos civiles, incluso el de Córdoba. Ya jubilado fijó su residencia entre nosotros, en la ciudad de sus afectos, dedicándose exclusivamente al cultivo de sus aficiones literarias. Al morir el sabio escritor, de inolvidable memoria, don Francisco de Borja Pavón, obtuvo el cargo de Director de la Academia de Ciencias, Bailas Letras y Nobles Artes, que aquel desempeñaba, y puede decirse que se consagró exclusivamente á esa docta Corporación, haciéndola entrar en un periodo de vida y actividad de que no gozaba. Hizo que se proveyeran las plazas vacantes, dando gran solemnidad á las recepciones de los nuevos académicos; organizó sesiones necrológicas para honrar la memoria de hombres ilustres que pertenecieron á la misma, y, finalmente, inició y llevó á la práctica la feliz idea de celebrar el centenario de Pablo de Céspedes con actos brillantes, cuya descripción ocúpa las mejores páginas de la historia de dicha Academia.

El último trabajo suyo que vió la luz fué la Crónica de dicho Centenario, impresa en un folleto. En la noche del 3 del mes actual, ya herido de muerte, asistió a la recepción del académico don José Marín Cadenas. Á quien, con mano temblorosa, impuso las insignias de la Corporación, después de dedicarle cumplidas frases de elogio. También por muerte del señor Pavón el Ayuntamiento concedióle el cargo de Crónista de Córdoba.

Ostentaba otros títulos honoríficos, perteneció a diversas sociedades científicas y literarias, entre ellas la Real Academia de la Historia, era Vicepresidente de la Comisión provincial de Monumentos y formó parte, como concejal, del Ayuntamiento de esta población.

La redacción del Diario envía el pésame más sentido á la desconsolada viuda del finado, á su hijo el distinguido literato é historiador don Rafael, á su hija doña Teodomira y demás familia, y eleva una oración al Dios de las misericordias infinitas en sufragio por el alma de don Teodomiro Ramírez de Arellano y Gutiérrez.

 Necrológica publicada en el Diario de Córdoba del 19 de mayo de 1909

 

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