16 de Noviembre, Día Internacional de la Tolerancia
Por iniciativa de la UNESCO, 1995 fue declarado Año de las Naciones Unidas para la Tolerancia, y en su transcurso se realizó una campaña mundial en favor de la tolerancia y la no violencia. El Día Internacional de la Tolerancia tuvo su origen en el impulso de ese Año.
La intolerancia suele tener sus raíces en la ignorancia y el temor: temor a lo desconocido, al “otro”, a otras culturas, religiones y naciones. La intolerancia está también estrechamente ligada a un sentimiento exacerbado de autoestima y orgullo, nociones enseñadas y aprendidas a edad temprana.
Si bien el problema de la intolerancia es mundial, en cuanto está aumentando en muchas partes del mundo, las manifestaciones de intolerancia generalmente adoptan formas locales o nacionales. Así, para ser eficaces, las normas mundiales contra la intolerancia tienen que combinarse con medidas locales, nacionales e individuales.
En la Red de Bibliotecas Municipales de Córdoba contamos con varias publicaciones en torno a este tema, aunque hoy queremos destacar la obra “Contra el fanatismo” del ganador del Príncipe de Asturias de las letras en 2007, Amos Oz, escritor israelí y reconocido intelectual comprometido con el proceso de paz en el Medio Oriente. Oz parte para su análisis en este ensayo de la siguiente premisa: “El fanatismo es más viejo que el Islam. No se debe a la mentalidad de los árabes, como claman algunos racistas (…) Se debe a la vieja lucha entre fanatismo y pragmatismo. Entre fanatismo y pluralismo. Entre fanatismo y tolerancia.” y matiza además “que la esencia del fanatismo reside en el deseo de obligar a los demás a cambiar. En esa tendencia tan común de mejorar al vecino, de enmendar a la esposa, de hacer ingeniero al niño o de enderezar al hermano en vez de dejarles ser”
¿Como curarnos entonces del fanatismo? Imaginación, literatura y humor son la receta propuesta por el autor como antídotos efectivos contra el fanatismo, en tanto la literatura y la imaginación ayudan a visualizar a través de la ficción, los estragos del fanatismo; a pesar de que existe mucha literatura que ha alimentado odios y superioridades.
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