Había una vez un árbol…
Había una vez un árbol que no tenía hojas porque nadie lo regaba. Estaba en un cementerio y nadie podía entrar. Sólo entraban para enterrar a sus muertos. Alejandro entraba todos los días porque era el enterrador. Había algo raro en aquel árbol. Y es que cada vez estaba en un sitio diferente del cementerio. De repente empezaron a desaparecer los muertos y Alejandro pensó que era culpa del árbol, que estaba encantado. Pero ¿cómo sería posible, si al árbol nadie lo regaba? Entonces se le ocurrió una cosa, y era que si el árbol era una materia viva sin que lo regasen, tendría que regarlo y ver qué ocurría. Regó el árbol y murió. Fue entonces cuando los muertos volvieron a aparecer. Cada uno en su tumba. FIN
El pasado mes de noviembre se celebró en la Biblioteca Central, como cada año, el Salón del Libro Infantil y Juvenil.
Entre las muchas actividades que se realizaron estuvo un taller conducido por la autora Estrella Borrego denominado “Entre azahares y madroños“, taller que trabajó con chavales de educación primaria sobre imágenes de la reconocida ilustradora Ana Juan para que produjeran pequeños relatos.
El pequeño relato del árbol que hemos reproducido al comienzo es uno de ellos. Otros varios relatos, así como unas preciosas ilustraciones de las obras de Ana Juan, además del comentario a modo de resumen que ha hecho Estrella Borrego sobre el desarrollo del taller, se pueden ver en el blog de Estrella: escribir para niños.com.
En sus propias palabras:
(…) En un espacio asombrosamente frío, me observaban ojos de gato escondidos entre las sombras; ojos de niñas, ojos de vaca, ojos de ensueño, ojos cerrados y ojos como platos, oscuros ojos de cuento. Cada ilustración formaba parte de una historia, cada historia estaba encerrada en un libro. Pero allí del libro sólo quedaba una línea de título. Delante de nosotros, un puñado de escenas elegidas al azar: un sueño a medias. Nos tocaba reconstruir la historia. Crear siguiendo el proceso inverso; de la imagen a la palabra, de la idea a los hechos.
Después de observar una a una todas las ilustraciones, sólo tenía que avivar la curiosidad del grupo con preguntas que disparasen su imaginación: ¿Quién es? ¿Cómo se llama? ¿Dónde está? ¿A quién mira? ¿Con qué sueña?… A partir de ahí surgieron las historias.
No dejéis de echarle un vistazo.
febrero 17th, 2015 a las 17:00
Queridos amigos,
¡Qué sorpresa más bonita me habéis dado con vuestros trabajos!
Me gusta mucho que les hayáis dado nuevos nombres y nuevas vidas a mis personajes.No dejéis que la creatividad tan grande que habéis demostrado se interrumpa.
Muchísimas gracias por vuestra muestra de cariño hacia mi trabajo.
Un abrazo enorme para todos.
Ana Juan