Gonzalo Pontón, Premio Nacional de Ensayo 2017
El Ministerio de Educación, Cultura y Deporte acaba de hacer público el fallo del Premio Nacional de Ensayo 2017 mediante una nota de prensa en la que otorga al historiador Gonzalo Pontón este premio por su obra: “La lucha por la desigualdad: una historia del mundo occidental en el siglo XVIII“.
No es un error, habéis leído bien: el título habla de la “lucha por la desigualdad” porque desde el siglo XVIII efectivamente esa es la lucha que viene desarrollando la burguesía (y ganando, como admitió en una ocasión uno de los hombres mas ricos de los EEUU) frente a las clases populares.
Habrá quien crea que la desigualdad es una rémora del pasado, que el triunfo de las clases medias ha dado paso a un mundo más justo y equitativo y que, donde antes había una tajante distinción entre ricos y pobres, hoy hay una sociedad más igualitaria e interconectada. Quien así opine, probablemente vive en un mundo distinto al que habita la mayoría del planeta. La actual crisis ha devuelto a la realidad a quienes hace solo veinte años auguraban un futuro brillante a la economía mundial.
Gonzalo Pontón busca con su obra descifrar, a través del pasado, lo que hoy estamos viviendo, como señala en la introducción de su trabajo: “Lo que persigo con este libro es llegar a entender la naturaleza de la desigualdad actual, es decir, escribir ‘una genealogía del presente’ (Fontana), como hace cualquier historiador preocupado por su tiempo. Para ello, trato de averiguar cuándo, dónde, cómo y por qué se dieron los procesos materiales e intelectuales que llevaron a las sociedades occidentales a experimentar un salto cualitativo en los niveles de su desigualdad interna tan firme y poderosa que iba a mantenerse, cuando no a cobrar nuevas fuerzas, hasta nuestros propios días”.
Para acometer esta tarea Gonzalo Pontón se ha sumergido en el siglo XVIII, punto y final de un sistema político y social, el Antiguo Régimen; y punto de partida de otro, del que somos herederos directos. En esa centuria, especialmente en su último tercio, se fueron produciendo una serie de transformaciones que cambiaron para siempre el mundo; transformaciones que afectaron no sólo a la política, sino a todos los ámbitos de la sociedad. El resultado más visible y conocido fue la Revolución francesa, pero para entonces el espíritu reformista ya se había propagado por los nervios de la civilización occidental ¿Implicó este nuevo mundo una mejora en las condiciones de vida de sus habitantes? Parecería que la respuesta obligada es afirmativa; sin embargo, el editor barcelonés no se deja llevar por las apariencias y precisa que fue entonces cuando se estableció un nuevo paradigma en el que la desigualdad pervivió e incluso se incrementó.
[palabras tomadas de la crítica a esta obra en metahistoria.com]