Los diez (anticuados) mandamientos del libro
En los depósitos de las bibliotecas aparecen de vez en cuando cosas muy curiosas. No hace mucho que nos encontramos entre las páginas de un libro esta hojilla que veis más abajo con el provocador título de “Los mandamientos del libro“.
Como podéis ver, esta hojilla publicada por el Ayuntamiento de Córdoba “para sus Bibliotecas” está fechada en el año 1926.
Tras una pequeña investigación, que no hemos podido concluir, hemos encontrado citados estos “mandamientos” en varias publicaciones:
- una, anterior a la que nos ocupa, del año 1922; se trata de la revista titulada “Eco del Magisterio canario” del 30 de noviembre de ese año.
- otra del año 1929, que no es otra que la Cartilla pedagógica “La fiesta del libro en la escuela primaria“
- y la última, en el nº 158, del 25 de mayo de 1944, de la revista “Escuela española“
En los tres documentos hemos encontrado citado a un tal H. Maxon como autor de estos mandamientos. Sin embargo nada hemos podido averiguar de él.
(Por cierto, si sabéis algo de este señor no dejéis de comentárnoslo)
En todo caso, como cosa curiosa, aquí os los dejamos.
Aprovechamos para decir que los suscribimos casi en su totalidad, y es que os animamos a respetarlos todos menos el primero. Es más, os animamos a incumplirlo, pues los libros se pueden y se deben abrir por simple curiosidad.
Para finalizar, nos ha gustado mucho el añadido al décimo mandamiento donde el libro nos habla y nos dice que se compromete, a cambio de nuestro buen trato hacia él, a ayudarnos a ser felices y a proporcionarnos armas para la lucha por la vida.
Esto nos ha recordado el precioso terceto central del breve poema de Miguel Hernández: “Tristes guerras”:
Tristes armas
si no son las palabras.
Tristes, tristes.
