La mujer infiel: cuatro visiones
El escritor es hijo de su tiempo, las circunstancias históricas, sociales, políticas, además de las condiciones personales le condicionan a la hora de narrar una historia. Esto no significa que sea genial o mediocre, innovador o tradicional, sino que sus vivencias se desarrollan en una etapa determinada de la civilización. Por ello, un simple hecho es visto desde diversas perspectivas según la época, el lugar geográfico, etc…. y su forma personal de ver la vida.
¿Quién desea apuntar alguna idea más a esta hipótesis? ¿Probamos con cuatro obras?. Todas ellas tratan de la mujer, de aquella que es infiel. Este tema es el eje central de tres novelas de siglo XIX:
- Ana Karenina de León Tolstói ,
- La Regenta de Leopoldo Alas, «Clarín»,
- Madame Bovary de Gustave Flaubert ,
y una del siglo XXI:
- Travesuras de la niña mala, de Vargas LLosa.
Esto no es más que un juego de ingenio. Se requiere sólo paciencia para leer, espíritu crítico, imaginación y un poquito de tiempo.
Pásate por nuestra biblioteca y anímate con alguna de ellas.
diciembre 17th, 2010 a las 23:26
Las 4 son indudablemente unas grandes novelas. Sin embargo creo que hay una gran diferencia entre los personajes femeninos de las tres primeras y el de la última. Está claro que son de siglos y de sociedades y costumbres diferentes.
Mientras las tres primeras (Ana Karenina, Ana Ozores de Quintanar y Enma Bovary) sólo pueden ser consideradas “malas” desde la óptica de la moral burguesa del XIX, la mucho más moderna “niña mala” de Vargas Llosa (Otilita) sí es una mala persona, al menos desde el punto de vista de la ética más corriente. Se trata de una mujer falsa, mentirosa y egoista que engaña constantemente al personaje masculino (Ricardo).
Mientras las tres mujeres del XIX luchan por liberarse de una moral burguesa que sólo prevee para ellas la sumisión y sobre todo la renuncia a sus anhelos cuando estos (ahora sin acento) se salen del “orden matrimonial”, la niña mala de Vargas Llosa está totalmente liberada y sólo pretende sacar provecho del quizás desfasado amor romántico que por ella siente Ricardo.
diciembre 18th, 2010 a las 01:22
La Regenta hay que leerla con un jamón y cuchillo al lado, la Ana de Tolstói es una aprendiz de brujo que no alcanza la talla. M Movary, ¡que delicia!, ¡que tía dándole el salto a todos!, que forma de ganar pelas y perderlas. G Flaubert cree poco en la humanidad, se le nota, siempre le ronda la idea del hombre pervertido por la sociedad, contapunto del buen salvaje. Los ecologistas debieran concederle una medalla
Fran
diciembre 19th, 2010 a las 10:46
Juanma:
No, soy de esa opinión, todas ellas representan el mismo arquetipo, mujeres insatisfechas, no maduras, con muchos pájaros en la cabeza. Mujeres que desde jóvenes (en los tres primeros casos se describe su adolescencia) quieren “algo”, pero que no está definido. Van a un matrimonio “concertado” y creen que encuentran aquello que buscaban de jovencitas en un joven apuesto, que luego resulta que no es ese príncipe azul de los cuentos. Quizás, más duro y patético , sea el personaje de Otilita porque vuelve a su marido siempre que tiene problemas, y él , un buen hombre, le ayuda. Ella no recibe crítica alguna mientras que las otras sí. Estas viven en el diecinueve y el adulterio femenino no estaba contemplado en las buenas costumbres de la sociedad burguesa.
De todos modos, en las tres primeras hay una serie de personajes secundarios que hemos olvidado y conviene reflexionar sobre ellos.
Sigue, en el blog. MD
diciembre 19th, 2010 a las 11:31
Francisco: Como siempre genial, me refiero a tus ocurrencias. Me imaginó dando esta clase a alumnos de lo Bachiller. Quizás desde esta óptica los jovenes aprenderían a leer y a comprender un texto, porque el informe Pisa es demoledor.
Comparto contigo que es magnífico el librito de Flaubert, porque en pocas páginas, describe esta densa historia de desamor. Que por cierto, la toma de una noticia de la prensa de la época. Es decir, de un hecho real ya que Flaubert, salvo el largo viaje que hace a Oriente y otras pequeñas escapadas, permanece en la campiña francesa, solitario.
De todos modos, la Ana de Toltói es tambien muy buena, a pesar de ser narrada esta historia en muchisimas páginas. Pero Toltói no era Flaubert, creía en el hombre y en la humanidad. Fue un socialista utópico que llevó sus ideas a la práctica. Y realmente no veo mucha diferencia entre el personaje francés y el ruso, bueno, quizás a la segunda le torturen los celos, cosa que a la prrimera no le ocurre, y eso sea el desencadenante de su final. No llega a estar a la altura de las circunstancias.
Repecta a la tercera, bueno, refleja nuestro país a principios del siglo XX, la atmósfera social y religiosa debía ser horrible en ciudades provincianas del norte, donde los rayos de sol ni se asoman. Sí, es otro librote de muchas páginas, pero bien escrito con historias secundarías, como en el de Toltói.
Francisco, seguimos contestado sus comentarios al blog.
MD.
diciembre 19th, 2010 a las 18:26
Las protagonitas de las tres primeras novelas -Ana Karenina, La Regenta y Emma Bovary- nos presentan una nueva visión del adulterio en la mujer: para la sociedad lo importante no es si fueron o no adúlteras, sino su enfrentamiento abierto a ella. En pleno siglo XIX, las tres pagarán muy caro su desafío.
En estas tres novelas aparecen al mismo tiempo historias paralelas. La que se desarrolla en Ana Karenina es sin duda la más trabajada. la del terrateniente Levin, que vive su propia historia de amor, ésta completamente distinta a la de Ana, que lleva a un desenlace muy diferente.
A la “niña mala”, por el contrario, nadie la juzga ni la castiga, por egoísta y calculadora que se muestre. Es un nuevo tipo de mujer, que se muestra ajena e indiferente a lo que los demás piensen de ella.
diciembre 19th, 2010 a las 19:41
Muy acertada la invitación a releer a los clásicos y además son obras completas, colosales,que abarcan mucho, mucho más que el adulterio. Numerosas historias paralelas, las descripciones tanto de ambientes como de sentimientos, del estilo de vida de la sociedad de su tiempo… son insuperables. Me refiero a mis obras favoritas entre las que citáis: La Regenta y Ana Karenina.
A pesar de ser tochos se leen sin dificultad, todo es fluido, bien construido. Y no quiero irme por las ramas, creo que querer vivir con la verdad en una sociedad tan hipócrita tenía un coste tan alto para las mujeres que bien merecen ambas una relectura.
diciembre 20th, 2010 a las 10:26
Antonia:
Me alegra tu comentario sobre releer los clásicos, aquellas obras que son intemporales porque tratan aspectos que se dan en todas las épocas, en unos momentos vistos con gran dramátismo y en otros, sin ninguno, pero el hecho es siempre el mismo. La interpretación de la realidad cotidiana no es algo objetivo, cuantificable, pero es percibida individual y colectivamente siempre desde una óptica imperante en un momento dado: es la ortodoxa, y luego están aquellas que se salen del canon y son las heterodoxas. En la Humanidad han existido muchos heterodoxos, léase a Mendende y Pelayo que abordo este tema hace ya mas de un siglo.
Respecto a los personajes secundarios, que muestran el contrapunto del tema principal de esta obras, habría mucho que hablar. Sólo voy a mencionar el episodio final de Madame B. cuando el marido visita la tumba de ésta junto a la hijita común, sin tener claro él qué ha ocurrido para tan triste desenlace
diciembre 20th, 2010 a las 10:37
Lola: los presonajes de diecinueve tenían que pagar caro el salirse de las normas imperantes en la sociedad del momento: o se mataban o las mataban: no quedaba otra solución. Ana y Emma se suicidan y la Regenta se enclaustra en vida.
Personalmente, creo que las tres novelas están bien trabajadas y son otras competas en si mismas. Lo que pasa que en Ana Karenina, Toltói se involucra en el tema y se refreja él y su matrimonio, en aquel momento felix, como contrapunto al de Ana.