Transparencia y participación de los ciudadanos en las bibliotecas públicas
Reproducimos aquí, por su interés, parte de un artículo que hemos extraído de las Actas del VII Congreso de Bibliotecas Públicas (celebrado en la ciudad de Badajoz en noviembre pasado) y que han sido recientemente publicadas por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Su autor: Roberto García Arribas, Facultativo de la Biblioteca Pública de Zamora.
Transparencia y participación de los ciudadanos en las bibliotecas públicas
Los países pioneros en el reconocimiento del derecho al acceso a la información pública se encuentran entre los más desarrollados del mundo desde una perspectiva democrática. Para Guichot et al. (2014) si la información es poder, una parte sustancial de la misma está en manos de los poderes públicos. Y si la democracia es el poder del pueblo en el gobierno de un Estado, es necesario poner la información a disposición de los ciudadanos para el control ciudadano del ejercicio del poder. Control ciudadano en dos sentidos, en la perspectiva preventiva y represora, pero también en la lógica de la mejora de la administración de lo público.
Como también apunta el autor aludido, la historia muestra que en la mayoría de los países se llega a la transparencia, frente a una reticencia inicial del que ejerce el poder y de las burocracias a someter su gestión a los focos del debate público informado. Pero pese a todo, es un elemento esencial de los mecanismos de participación ciudadana y control democrático. (…)
Respecto de las bibliotecas, apuntamos los siguientes como ejes principales que estimamos deben ser publicitados activamente por la entidad sin que se reciba requerimiento alguno:
- Líneas estratégicas de gestión bibliotecaria: (…)
- Datos que apoyen la gestión bibliotecaria: (…)
- Datos que evalúen la gestión bibliotecaria: (…)
(…) Según García Macho (2014) la democracia parlamentaria se fundamenta en la confianza del pueblo, y esa confianza exige transparencia. Esta facilita la formación de una opinión pública y permite la participación en la toma de decisiones. Efectivamente, transparencia, información y participación, son un continuo clave también en las bibliotecas públicas. La IFLA, en su Manifiesto de Alejandría sobre Bibliotecas (2005), afirma que las bibliotecas son “vitales para una Sociedad de la Información abierta y democrática… [y] … esenciales para una ciudadanía bien informada y un gobierno transparente”.
Las bibliotecas son así, por su propia naturaleza, instituciones para la transparencia. No deben aquietarse en lo establecido normativamente en la Ley de Transparencia, sino que deben ser proactivas, pioneras en su papel activo de presentación de información, tanto de los demás como de sí misma. Los hitos que apuntamos para la mejora de las bibliotecas públicas del siglo xxi:
- La transparencia, o presentar e informar cuidadosamente lo que se pretende hacer desde la biblioteca para servir al interés general, mediante la publicidad de sus intenciones, medios y evaluaciones.
- La participación ciudadana, o incorporar a los ciudadanos en el proceso público de la decisión de todo lo señalado en el punto anterior.
- La rendición de cuentas, la biblioteca debe defender su reputación mostrando los resultados y el grado de eficiencia alcanzado, respecto de los proyectos y objetivos marcados que previamente han sido codecididos y coproducidos por los ciudadanos en general y por la comunidad en particular.
Algunos retos de la participación se han mencionado anteriormente, pero los recordamos siguiendo a Font y Blanco (2001):
- La participación debe representar a todo el conjunto de intereses en la biblioteca pública. Como apunta Salaberría (2014), el perfil de usuario de las bibliotecas públicas españolas está muy alejado del que de la sociedad adulta española nos presenta el Programa Internacional para la Evaluación de las competencias de la población adulta (PIAAC).
- Aumentar el volumen de participantes.
- La capacidad de neutralidad de la biblioteca de ofrecer información a los ciudadanos para crear un punto de vista global y atender a criterios racionales para formar sus puntos de vista, en lugar de mantenerse en el particularismo de intereses propios.
- Que la participación no se perciba como un instrumento de manipulación a favor de los decisores.
- Que la legitimidad de los procesos participativos produzcan una capacidad educadora en los ciudadanos, en valores y prácticas democráticas.
- Que las soluciones acordadas, participativamente sean efectivas.
(…)
[leer artículo completo en Actas del VII Congreso Nacional de Bibliotecas Públicas, p. 43-51]