Miguel Delibes: a 10 años de su fallecimiento; a 100 de su nacimiento
Este próximo 12 de marzo se cumplirán 10 años del fallecimiento de Miguel Delibes (2010). Por otra parte, el 17 de octubre se cumplirán los 100 años de su nacimiento.
Aprovechando estos aniversarios no queremos dejar de reivindicar su figura y su obra, durante bastantes años, quizás no tan reconocida como las de otros autores contemporáneos suyos.
Os dejamos unos fragmentos de varios textos críticos sobre la obra de Miguel Delibes de Edgar Pauk, Mª Isabel Vázquez Fdez y Alfonso Rey.
Igualmente, al final de esta entrada dejamos un enlace para ver los ejemplares de sus obras que disponemos en nuestras bibliotecas.
Edgar Pauk “Miguel Delibes. Desarrollo de un escritor (1947-1974)”
Lo que caracteriza la primera generación de escritores surgida después de la guerra civil -de los cuales Cela es considerado el exponente principal- es, según Nora, (La novela española contemporánea, 1962) «la oquedad ideológica, el provincianismo, la inadecuación o anacronismo de las formas narrativas empleadas, y diversos grados y modos de escamoteo y evasión de la realidad inmediata, desde el repujamiento de la prosa y la desmembración temática (heredados en parte de la época anterior) hasta la estilización del detalle “fuerte”, impresionante, desligado de su contexto y significación originales, que se extrema en la tendencia irónicamente apellidada “tremendismo”.
Por si esto no fuera suficiente, la actitud misma de los novelistas, siempre a juicio de Nora, está dominada “por una parcialidad manifiesta, por una suerte de fanatismo ciego (muy explicable, dadas las circunstancias), cuando no escepticismo acre, fruto del desengaño, resentido, o por un cinismo entre frívolo y desesperado”.
Delibes, nacido en 1920, está situado al final de la llamada generación de 1936, cuyos representantes nacieron entre 1910 y 1920. Por consiguiente, Delibes queda muy cerca de la generación e 1950, cuyo exponente máximo es Juan Goytisolo (n. 1931). Esta nueva generación cuenta entre sus características la de ser “abierta, dinámica, y ya con vislumbres, o algo más que vislumbres, de coherencia y de sentido” ha escrito Nora.
Esta nueva generación, en su búsqueda de algo “más ajustado a la noción de valor supremo”, dirige sus miradas fuera de España, y no hacia Galdós o hacia Baroja. Alejándose de la novela psicológica “subjetiva”, se mueve en la dirección de una novela que pretende ser “objetiva”, novela en fin, en que el narrador no se identifica con sus personajes, sino hace de ellos títeres -a semejanza suya- dentro del orden social que les determina. Esa “objetividad” llega a destruir la función simbólica de la palabra, y convierte a las palabras en un mero “signo”, para crear una novela “abstracta”. En España, el escritor que mejor representa las influencias extranjeras y de mayor entidad entre los miembros de esta generación es Juan Goytisolo.
Si Cela está ideológicamente a la derecha de Delibes, Goytisolo parece estar a su izquierda. Diez años más joven, su producción literaria se vuelca a la denuncia social, al manifiesto. Aunque experimente con varias formas literarias, siguiendo modelos europeos y americanos, no llega a los excesos de la novela objetiva. Señas de identidad y Reivindicación del Conde Don Julián son sus obras maestras hasta el momento. En ellas ataca las entrañas mismas de la realidad española, pero, a diferencia de Delibes en Cinco horas con Mario, no crea personajes «redondos», sino «voces», seres uni-dimensionales. Lo que hace Goytisolo es explorar, desde fuera, la realidad española que le duele, mientras Delibes emplea lo bueno y lo malo de la condición española (y humana), dentro de los moldes de unos personajes simples, cotidianos.
En efecto, Miguel Delibes equidista de Cela y Goytisolo, y participa de algunas características de ambos, pero se mantiene independiente de los grupos que ambos representan, de tal modo que no es reconocido ni por el uno ni por el otro.
Mucho se ha escrito sobre Cela y sobre Goytisolo, y muy poco sobre Delibes. La razón de esta aparente injusticia se halla en la naturaleza misma de la élite literaria española. Por un lado Delibes vive y trabaja en Valladolid, lejos de Madrid, el centro cultural, y lejos de sus tertulias. Por otro lado, a los jóvenes vanguardistas, cuyo punto de referencia es París, les parece fuera de moda porque consideran que literatura comprometida es sólo la que denuncia en voz alta, desde fuera.
(…)
La originalidad del escritor vallisoletano estriba en su habilidad para mediar entre los valores viejos y los nuevos; los aspectos tradicionales de la novela “psicológica” con las nuevas técnicas de la novela contemporánea. En nuestros tiempos, un escritor que cree en dios es una excepción, y sin duda Delibes es cristiano. Su fe en dios se manifiesta en el respecto por todas las formas de vida y los diferentes valores, y es evidente en el estilo literario que emplea, que permite que el personaje tenga su independencia intelectual y lingüistica.
Mª Isabel Vázquez Fernández “Miguel Delibes, el camino de sus héroes” (pp. 75 y 76)
La obra de Delibes revela una concepción del mundo regido por el ideal de armonía. El hombre aspira a la relación de concordia consigo mismo y con el medio, tanto social (los demás hombres) como físico (la naturaleza y el planeta). Las inquietudes del autor giran en torno a los riesgos que destruyen estas aspiraciones del hombre (…).
Las preocupaciones de Delibes revierten en temas narrativas, canalizando la denuncia a través de la ficción. La existencia del hombre amenazada por la muerte quiebra la concordia consigo mismo; la convivencia fraternal amenazada por la hostilidad en todos sus grados -falta de amor, injusticia y violencia-, quiebra la concordia con el medio social; la degradación de la Naturaleza quiebra la concordia con el medio físico. Los temas narrativos del autor vallisoletano, no son sino la denuncia de estas quiebras de concordia, con intención de hallar posibles remedios.
Alfonso Rey a la obra de Mª Isabel Vázquez Fernández “Miguel Delibes, el camino de sus héroes” (p. 13)
Las razones de la popularidad de Delibes son fáciles de explicar: escribe con una prosa cuidada pero no afectada, ha buscado la renovación formal sin incurrir en extremismos experimentales y ha cultivado temas gratos a muchos lectores: la soledad, la reinvindicación del campo castellano, la denuncia de la violencia, la guerra civil de 1936, los cambios políticos posteriores a Franco y el mundo de la infancia. Al tratar tales asuntos con una forma capaz de parecer a un tiempo natural y literaria se ha convertido en un escritor atractivo para un amplio grupo de lectores y para los críticos, que han solido dispensar a Delibes una atención sostenida y favorable.
Conviene decir, antes de nada, que en este terreno el escritor vallisoletano no es novedoso, ya que se limita a registrar preocupaciones compartidas por muchos ciudadanos. En 1975 cifré la originalidad novelística de Delibes en su especial manera de reevitalizar el personaje novelesco, particularmente el personaje humilde, el tipo anodino de la vida cotidiana. Ello ocurría cuando las novelas españolas del momento, a tono con las de otros países, trataban de renovar el género concediendo más atención al estilo, las disertaciones ensayísticas o las experimentaciones técnicas.
Obras de Miguel Delibes (1920-2010) en nuestras bibliotecas