Frankenstein ha cumplido 200 años
Aunque “Frankenstein o El moderno Prometeo“, la universalmente conocida obra de Mary Shelley, fue publicada en Londres en 1818 por la editorial Lackington, Hughes, Harding, Mavor & Jones, el verdadero nacimiento del “engendro” tuvo lugar en Suiza durante el frío verano de 1816.
Aquel verano fue muy especial. La temperatura media en algunas zonas de Europa, como Francia y Suiza, fue 3 grados inferior a la media. Tanto es así que a aquel año de 1816 se le ha dado en llamar el “año sin verano”. La causa, cuyos detalles podéis conocer aquí, tuvo que ver con una erupción volcánica ocurrida en Indonesia.
Aquel verano, Mary Shelley y su marido Percy Bysshe Shelley hicieron una visita a su amigo Lord Byron que entonces residía en Villa Diodati, Suiza. Después de leer una antología alemana de historias de fantasmas, Byron retó a los Shelley y a su médico personal John Polidori a componer, cada uno, una historia de terror. De los cuatro, sólo Polidori completó la historia, pero Mary Shelley concibió una idea, una idea que fue el germen de la que es considerada la primera historia moderna de ciencia ficción y una excelente novela de terror gótico.
Para la consecución final de su obra Mary recurrió a su amado Percy para que le ayudara en sus errores gramaticales y en la fluidez del texto en 1817, en su estancia en Marlow. En 1831 Mary llegó a reescribir la obra entera, algo que ya tenía pensado desde 1818.
Así que son 3 las versiones “originales” de la obra:
- la primera versión, no publicada, de 1817 de la propia Shelley (manuscrito en la Biblioteca Bodleiana de Oxford)
- la primera versión impresa en 1818 tras la revisión de Percy
- y la edición definitiva retocada por la propia Shelley y publicada en 1831
En cualquier caso, se acaban de cumplir los 200 años del nacimiento de la criatura sin nombre universalmente conocida como Frankenstein, el apellido de su creador en la ficción.
Argumento: Víctor Frankenstein era un joven suizo, estudiante de medicina en Ingolstadt, obsesionado por conocer “los secretos del cielo y la tierra”. En su afán por desentrañar “la misteriosa alma del hombre”, Víctor creó un cuerpo a partir de la unión de distintas partes de cadáveres diseccionados. El experimento concluyó en éxito cuando Frankenstein, rodeado de sus instrumentos, infundió la vida al monstruoso cuerpo con una descarga eléctrica.
La novela se subtitula “El moderno Prometeo” sugiriendo de esta manera la principal fuente de su inspiración. Una de las obras favoritas de Byron era la obra teatral de Esquilo, y el propio Percy Shelley escribió sobre el tema. Prometeo se presenta a veces como el escultor de la humanidad, un titán que, según explicaría esta leyenda, creó al hombre a partir de la arcilla. La novela no es una simple reescritura del mito clásico, ya que, a diferencia del titán, el moderno Prometeo no es castigado por los dioses, sino por su propia creación. El de Prometeo es otra elaboración del mito de diferenciación entre la humanidad y la naturaleza, por el conocimiento y la técnica, y el castigo que ello conlleva, y tiene conexiones con la idea bíblica del demonio.
En cierta forma Frankenstein es una alegoría de la perversión que puede traer el desarrollo científico. Concebida y escrita esta obra durante las fases tempranas de la revolución industrial, una época de cambios dramáticos, detrás de los experimentos de Víctor Frankenstein está la búsqueda del poder divino: ¿qué mayor poder que el propio acto de creación de la vida? Así, el total desprecio que muestra Frankenstein por la naturaleza puede ser considerado como símbolo de las fuerzas imperiosas que desata el permisivo capitalismo naciente, que no respeta la dignidad básica del ser humano.
Os dejamos las palabras de la propia Shelley describiendo el momento en que nació a la vida el más universal de nuestros mosntruos:
Una despacible noche de noviembre contemplé el final de mis esfuerzos. Con una ansiedad rayana en la agonía, coloqué a mí alrededor los instrumentos que me iban a permitir infundir un hálito de vida a la cosa inerte que yacía a mis pies. Era ya la una de la madrugada; la lluvia golpeaba las ventanas sombríamente, y la vela casi se había consumido, cuando, a la mortecina luz de la llama, vi cómo la criatura abría sus ojos amarillentos y apagados. Respiró profundamente y un movimiento convulsivo sacudió su cuerpo.
¿Cómo expresar mi sensación ante esta catástrofe, o describir el engendro que con tanto esfuerzo e infinito trabajo había creado? Sus miembros estaban bien proporcionados y había seleccionado sus rasgos por hermosos. ¡Hermosos!: ¡santo cielo! Su piel amarillenta apenas si ocultaba el entramado de músculos y arterias; tenía el pelo negro, largo y lustroso, los dientes blanquísimos; pero todo ello no hacía más que resaltar el horrible contraste con sus ojos acuosos, que parecían casi del mismo color que las pálidas órbitas en las que se hundían, el rostro arrugado, y los finos y negruzcos labios.
Las alteraciones de la vida no son ni mucho menos tantas como las de los sentimientos humanos. Durante casi dos años había trabajado infatigablemente con el único propósito de infundir vida en un cuerpo inerte.
[…] ¡Ay!, Ningún mortal podría soportar el horror que inspiraba aquel rostro. Ni una momia reanimada podría ser tan espantosa como aquel engendro. Lo había observado cuando aún estaba incompleto, y ya entonces era repugnante; pero cuando sus músculos y articulaciones tuvieron movimiento, se convirtió en algo que ni siquiera Dante hubiera podido concebir.
[fuente: wikipedia]
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